Qué putada.

Las palabras se las lleva el viento,
y a lo hecho, pecho.
Aunque tus cicatrices ardan aún incandescentes en el mío.

Tus promesas, tus destrozos.
Tus lágrimas, tus 'tenemos que hablar'
Y las iniciales que grabaste a fuego aquella noche.

Aún conservo la cuenta:

Dos cervezas a 1'80, un ron cola y tu número de teléfono.

Llamé

y me dijeron que no existías,

Como si no hubiese tenido suficiente ya esta noche...


Qué putada.

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