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Mostrando entradas de 2019

Luces de neón

Recibo balas mientras a los demás les regalan flores. Estoy destinado al segundo plato de un restaurante de carretera cegado por luces de neón. Encerrado en una habitación con vistas al hormigón lo único que puedo hacer es esperar a que alguien llame. Intento salir y el cerrojo está echado, de vez en cuando entra alguien y por un momento me siento bien, pero dura poco y vuelve la miseria. Vuelvo a la desesperación de un sentimiento claustrofóbico   de estar encerrado conmigo mismo pateándome el pecho y ahí siguen las luces de neón, aunque no las vea. Me pisan las manos, me asfixian y me amordazan. Me arrancan todo lo que tengo y me siento vacío. Y ahí sigo. Sigo para ellos,  para cuando quieran volver. Tras la humillación y las rodillas en carne viva, conservo esa ilusión cuando alguien vuelve a llamar y al abrirse la puerta se deja ver el resplandor y pienso: ''Ahí están las luces de neón,  iluminando  llaman la at

Culpable

Ya va siendo hora de dejar de mirarme  de reojo en el espejo, De juzgar cada parte de mí  y sentenciarme al exilio. Ya va siendo hora de mirarme  directamente a los ojos, de digerir todo lo que he llegado a ser,  lo que seré y lo que he sido. Quiero expiar la culpa  del pensamiento fugaz que me hace creer que valgo la pena. Quiero abogar a favor de mi reflejo y verme como quiero ser Y no como quieren que me vea. Estoy harto de estar enjaulado en el miedo  de salir a la calle y no devolver las miradas. Estoy harto de creer que una risa es una burla, de hacer oídos sordos y de cargar con la culpa. Bajo el juramento asumo el riesgo Y entono este mea culpa orgulloso: ‘Si el crimen es querer quererme me quiero culpable'

Ansiedad

Aún hay situaciones que me superan. Yo, que creía tenerlo todo bajo control pero la presión siempre vuelve. Empuja desde la boca del estómago hasta hacerme vomitar las vísceras de lo que ya pasó por mis ojos. Yo, que dije que la ayuda de los demás estaba sobrevalorada y ahora, en la soledad, solo necesito a alguien que me escuche. O escuchar a alguien. Alguien que me haga olvidar y fingir carcajadas. Alguien que llegue a creer que ''de verdad, que estoy bien'' y no me juzgue. Alguien que aún estando roto no se moleste en arreglarme  y se limite a jugar con las piezas. No necesito que me reconstruyan. Lo siento, por aquellos que lo intentaron. Lo siento, por aquellos que un día llegaron a decir que su felicidad era la mía. Y lo siento, por ser, más que persona, benzodiacepinas. La armadura que visto está oxidada y se cae a pedazos, huele a cobre, sabe a sangre. Y solo yo sé lo que pasa cuando sabe a sangre. Empie

Soberbia

Las montañas se alzan Dejando ver el cenit del ego Y el narcisismo de un cuerpo En escala, mayor que todo lo demás. Mientras tanto el suelo, humilde, Crea el camino y facilita el paso. Laderas ascendentes que crean obstáculos y Piedras en un camino sinuoso esperando cualquier descuido aprovechando el inocente traspiés   del paso del tiempo. Carreteras directas que unen A con B y con C y con D y con Z Caminos que no ceden con los pesos de más, Caminos firmes y decididos que no se coronan con sus propios éxitos. Cordilleras arduas que se atribuyen el mérito intrínseco de llegar a su cima Cúspides soberbias que miran por encima del hombro los esfuerzos de la muchedumbre. Rocas que se abalanzan devolviendo cualquier Fe al humilladero Y senderos embusteros que dificultan el propósito de ascender. El camino pasa desapercibido por su sencillez Y se postra bajo los pies de los que lo siguen. Guía a los cuerpos desvalidos hacia su destino Y mi