Dispuesto a morir en el intento.

No lo entiendes,
Definitivamente no lo entiendes,
Y yo, a su vez,
 ni te entiendo.

Envidio tus tatuajes por estar pegados a tu piel,
tanto,
 que vendería mi alma simplemente para poder rozarlos.

Envidio tus miradas,
esas, 
que más que discretas son descaradas,

¿A quién quiero engañar? ojalá lo fueran.
Pero eso es lo bonito de la poesía, ¿no? La imaginación, ya sabes, 
una utopía.
Puedes ser lo que quiera, 
y quiero.
Puedo tocarte, olerte, recordarte y sentirte con tan solo pensarte,
Y lo mejor, es que mientras tu duermes, yo ruego, 
 por soñarte.

Inocente,
 miras  al mundo infinito sin saber que nada es lo mismo,
que por tu culpa estoy dispuesto a querer y a morir,
 en el intento.


Inocente
vives sin saber que por tu culpa,
 yo,
 ya no vivo.

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