La cabeza bien alta, gilipollas

Voy a preguntarte eso que aún siendo evidente
nadie ha tenido el valor o el descaro
de preguntar.
Eso que te quita el sueño,
y te devuelve las miradas desafiante.
Voy a reunir el coraje y preguntarte que
qué ha pasado.

¿Qué ha sido de ti,
y de lo que eras?
¿Dónde quedó aquella sonrisa?
Esa que iluminaban tus ojos.
Tu luz, ¿Dónde ha quedado?

¿Qué ha sido del chico de la alegría perenne,
del de las ideas explosivas?
¿Quién ha osado transformar tu mirada?
¿Quién cojones se ha atrevido a arrebatarte tu esencia
y tu determinación a la hora de subirte a un escenario?
¿Quién ha sido el capullo que ha diezmado tu orgullo
tirado de tu mentón, y bajado tu cabeza?

Y qué hostia tienen con la mano bien abierta
esos gilipollas
que te han hecho tan pequeño.
Qué hostia tienen
los que te han hecho vestir de coraza
y los sinvergüenzas
por los que has oxidado tu armadura.

Qué hostia.


Y qué ganas de dejarte los nudillos marcados en una pared
cuando se los podrías estar dejando marcados en la cara.

¿Qué ganas?

¿A quién van a ganar tus ojos si tu mirada apunta siempre al suelo.?
Y ¿qué ganas encerrándote a cal y canto
si tu puerta ya está rota?
Y es que hasta las ventanas te echan de menos.
Y menos son las veces que tendrías que haberte callado.

Que sí,
que de puertas para dentro el dolor es tuyo
y lo soportas.
Que de puertas para dentro sigues siendo el mismo
pero ahí fuera todo el mundo lo pone en duda.

Solo escuchan el arrastre de tus cadenas
el cerrar de los grilletes que te obligaron a vestir
como si fuesen tuyos,
como si siempre te hubiesen pertenecido.
Y mientras tanto,
ellos siguen ahí fuera
andando
sin peso en sus pies,
ni en su espalda, ni en su conciencia.

Que sí.
que ya veré yo dentro de diez años
 dónde están ellos y donde estás tú
pero el daño ya está hecho.

Que el vaso se colmó hace ya tiempo
y ahora supura apunto de romperse.
 Y a ver si al final
con la tontería
 te vas a cortar tú.

Coge los grilletes,
Coge las cadenas y el vaso.
Escúpeles en la cara
y rómpele los dientes a esos hijos de puta.

Porque si no lo haces
la hostia con la mano bien abierta
al final
te la vas a llevar tú
por gilipollas.


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