Ya lo predijo la tormenta

Las lluvias torrenciales nos lo estaban avisando,
los truenos ya no me dejaban escucharte los te quieros
y todo se inundó.
Me ahogué con mis propios no puedos
el viento le dió la vuelta a mi corazón
y ya nadie podía cobijarme del granizo.
Acabé amor-atado,
por miedo y por cobarde.
Y en vez de deshacer el nudo
directamente corté la cuerda.
Le gente ahora  pregunta por las marcas
y les digo que he conseguido tomar aire
pero que las quemaduras siguen escociendo.
y ellos no lo entienden.
No entienden que cada gota de lluvia por mi cuello
me hace recordar la soga.
Que cada trueno me recuerda lo que no pude escuchar
y que cada momento de calma me dice que antes hubo tormenta,
y que volverá.

Y aquí estoy,
en medio del aguacero
sin paraguas, 
buscando cobijo bajo techos desconocidos
mientras vivo entre (te) quieros y no puedos.

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