Tenía ganas de escribirte.
Tenía ganas de escribirte,
sin pelos en la lengua,
sin cicatrices en las muñecas
y sin almohadas húmedas.
Tenía ganas de decirte de todo,
aunque tú siempre has preferido el
silencio
y mira tú por donde a lo que hemos llegado
casi sin quererlo.
casi sin quererlo.
Y digo casi porque dos no aman si uno no quiere,
o algo así.
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