Operación a corazón abierto.

Estoy a punto de entrar a quirófano
y no hay nadie en la sala de espera.

Me han vuelto a abrir las cicatrices
antes de que pudiesen cerrar
y ahora escuecen.

Ya me han puesto la mascarilla de la anestesia
y es gracioso porque me recuerda a tu aliento.

diez, nueve, ocho, siete, seis...
empiezo a perder la cuenta,
mis párpados caen y todo me da vueltas.

Me raja, me corta, me cose donde le viene en gana
y cuando cree que ya ha hecho suficiente,
me aparta y me deja a la espera
de alguien que no va a llegar.

Me despierto y ya no está,
duele.

Me levanto,
me miro,
y me busco.
Me dan el alta,
el informe y leo:
Llegó roto,
y ahora

solo quedan costuras.

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