Operación a corazón abierto.
Estoy a punto de entrar a quirófano y no hay nadie en la sala de espera. Me han vuelto a abrir las cicatrices antes de que pudiesen cerrar y ahora escuecen. Ya me han puesto la mascarilla de la anestesia y es gracioso porque me recuerda a tu aliento. diez, nueve, ocho, siete, seis... empiezo a perder la cuenta, mis párpados caen y todo me da vueltas. Me raja, me corta, me cose donde le viene en gana y cuando cree que ya ha hecho suficiente, me aparta y me deja a la espera de alguien que no va a llegar. Me despierto y ya no está, duele. Me levanto, me miro, y me busco. Me dan el alta, el informe y leo: Llegó roto, y ahora solo quedan costuras.